domingo, 22 de mayo de 2011

Un ciudadano indignado

Hoy quiero hacer un paréntesis en este blog, que uso menos de lo que debería, porque tengo la necesidad de expresar mi indignación con esta casta política y financiera que asola nuestro país. Llevamos muchos días escuchando esta palabra, indignación, pero cada uno la siente a su modo, si bien todos lo hacemos bajo un mismo denominador común: la democracia de hoy ya no es democracia.

Desde que la crisis económica empezó a aparecer allá por el 2008, se escuchaba que era importante para la economía que los gobiernos rescataran de la quiebra a los bancos, si no lo estaban ya. EEUU hizo la primera donación (porque hablemos claro, lo fue) de 700.000 millones de dólares para que los inversores pudieran hacer frente a la falta de liquidez.

¿Y qué pasó? Una gran parte de ese total fue para pagar las primas de los directivos. Nada que añadir.

Y yo me pregunto, ¿pero cómo es posible que un banco (empresa privada), que arriesga su dinero en beneficio propio, lo pierde; a igual que un ciudadano que arriesga su sueldo pidiendo un préstamo, lo pierde, al primero se le dé dinero público para tapar sus excesos y al segundo se le apriete mucho más, reduciéndole el suelo en la mejor de las opciones o, directamente, se queda en el paro?

Ah vale, porque el objetivo es que los gobiernos dejen el dinero al más rico, para pedir después favores, y que los ciudadanos paguemos el préstamo que el gobierno ha hecho a los bancos.

En definitiva pagamos dos veces las hipotecas al banco: una de manera directa (las letras mensuales) y la otra indirecta (lo que el gobierno nos quita para recuperar el dinero prestado a los bancos).

Y para finalizar, nuestro voto es completamente inutil, si nuestras conviciones políticas se extienden más allá del bipartidismo español.

¿Es o no para estar indignado?