Buenas tardes a todos y todas,
La verdad es que he esperado un cierto tiempo para ver cuáles eran las conclusiones de los asistentes al grupo de trabajo del pasado 3 de noviembre en Benidorm, sobre el proyecto OpenApps.
Vi, y veo, muchas inquietudes pero, sobre todo, mucho interés particular.
Para aquellos que dedicamos parte de nuestro tiempo a la docencia y a la investigación en materia de turismo en el espacio rural (TER), o mal llamado turismo rural, la visión que se tiene sobre esta actividad es, en la mayoría de los casos, distorsionada.
¿Cuántas veces se ha planteado el porqué de la situación del TER en España? Estacionalidad, baja rentabilidad, baja profesionalización, dificultad en la comercialización, atomización, heterogeneidad de categorías, vinculado solo al alojamiento, desvirtuación de la imagen del mundo rural, inversión exógena,... entre muchos otros aspectos a citar.
Me gustaría usar este espacio para la reflexión.
El TER nació como complemento a las rentas de las familiar rurales (y por tanto nunca como actividad principal). Posteriormente se posicionó como motor de la economía local en los programas de desarrollo rural, por su capacidad de incidir positivamente en el resto de actividades económicas, sociales, culturales y medioambientales (agricultura, ganadería, artesanía, gastronomía, visitas culturales, educación, tradiciones, conservación de espacios naturales…) pero siempre vinculado al complemento de la renta.
La razón es obvia: las características socioeconómicas del espacio rural no son iguales que las existentes en otros espacios más urbanizados (ya sean de litoral o de interior).
Por ello, invertir en un espacio rural, con el propósito de desarrollar una actividad principal, y dirigida al ocio y la recreación, es en muchos caso un proyecto impulsado desde lo emocional más que desde lo racional (o lo empresarial si se prefiere).
¿Cuántos empresarios, con experiencia demostrada en la hotelería, han invertido en el espacio rural?¿cuántas personas, movidas por intereses emocionales (vuelta al pueblo, a lo natural, al mundo tranquilo, a la paz y al contacto humano) han invertido en el espacio rural sin ser empresarios?
Y ahora, muchos de los que han visto todos sus ahorros invertidos en una ilusión, ven como aquello que los impulsó a dejarlo todo e irse, les está llevando a un camino sin salida.
El Turismo en general, y el rural en particular, como ninguna otra actividad económica en el mundo, requiere de un conjunto de actores en continua comunicación: Administración – empresariado – población local.
La Administración como agente legislador, promocionador y vertebrador del Turismo. El empresariado como elemento dinamizador de la economía. Y la población local como agente receptor de visitantes, mostrador de sus tradiciones y costumbres y beneficiario último de la actividad.
Porque si todo sale bien, los beneficios no son siempre para el local. Pero si las cosas salen mal, sí.
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